martes, 11 de octubre de 2011

Una Victima Mas, Del Cruel Amor


Me llamo Fernando, tengo quince años, vivo en una ciudad un tanto grande, curso primer semestre de preparatoria en una escuela que recibe el nombre de "Juan Armando Aniles", y si, desafortunadamente, estoy enamorado.
¿Que tiene de malo? Dirían ustedes, pues la verdadera pregunta sería: ¿Que tiene de bueno?
En las clases no presto atención, por ella. Casi no como, por ella. Y pero por supuesto, me deprimo por andar pensando en ella.
Lo malo, no se preocupen, si, si sabe que existo, al menos eso creo. Pero apenas somos amigos, de vez en cuando cruzamos palabras, y eso es lo malo, estoy completamente enamorada de ella, pero ella apenas se lleva conmigo.
¡Ja! Es un poco típico, pero es en serio que si la quiero, que la amo.
Despierto una mañana del tres de octubre, como siempre, visto el uniforme de la escuela, bien alistado y preparado para la peor batalla que el hombre, en sus mejores días, ha presenciado, el amor.
"Ha pelear se ha dicho" me digo a mi mismo cuando la veo pasar muy feliz hacia el salón donde tomamos clases. Tan solo verla hace que mis rodillas se flexionen, y si, siento ese estúpido y nada satisfactorio hormigueo en mi estomago, verla correr y ver su hermosa sonrisa, sus mejillas algo rojas, es maravilloso, mi corazón se acelera.
Quedo perplejo ante tremenda belleza, sus ojos color miel, su pelo castaño, largo y sedoso.
Si, sé que soy un estúpido ilusionado, pero vamos, con eso sobrevivo ¿No?
Bien, entro a mi salón, el mismo ambiente de adolecente, me siento en casa, al ver a mis amigos, como costumbre, los saludos. Intercambiamos palabras "que onda" "como andamos" y un sin fin de etcéteras.
Con los amigos, pero siempre con un ojo puesto en ella. Tan solo verla ahí parada con sus amigas, riendo, es simplemente mejor que cien puestas de sol.
Bien, analicemos lo siguiente, ella, a mi suerte, se sienta alado de mi, justo alado de mi banca.
¿Suerte? Lo defino como tortura.
Desde hace unos días que se sienta alado mío, he intentado cruzar palabras con ella, pero simplemente no salen, es como si mi boca se abriera y salieran puros ruidos extraños ¡Excelente! ¿No creen?
Espero y hoy sea diferente, algo me dice que hoy es el día de hablarle y mantener una conversión que, por lo menos, dure un poco.
A los pocos minutos de estar hablando con mis amigos, llega el profesor y pide que nos sentemos, y que guardemos silencio. Que por lo menos, se nos note que hoy si queremos trabajar, para solo ser un profesor con un sueldo mal pagado, si tiene ambiciones el señor.
Concéntrate y por el amor de Dios, dile que hoy luce estupenda.
¡No! Dile que hoy se ve mejor que ayer, pero no más que mañana.
¡No! Dile que si quiere ser tu novia.
¡No! Proponle matrimonio.
Solo dile "Hola" y ya, genio.
No quiero ni mirarla, pero de reojo la veo, más guapa que nunca, pienso.
-H-hola... - Soné tan ridículo, que hasta un sordo podría haberlo notado.
Me voltea a ver, con ojos entre cerrados y con una mirada seria
-¡¡Ha, no te creas!! ¡Hola! ¿Qué me cuentas? ¿Todo bien? ¿Hiciste lo de mate?
Simplemente devastador, perfección en su máxima expresión, quede petrificado, no sabía ni que decirle
-Si lo hice, ¿Y tú?
-También- alza su mano - ¡chócalas!
Levanto mi mano y siento el contacto con la suya, una buena experiencia, el día pintaba para lo mejor.
Le continúe hablando, conocerla un poco más, era simplemente maravilloso, por cada palabra que salía de su boca, cada vez me gustaba más, estábamos hablando de todo.
¡Uuf! Yo fascinado, hasta que sonó el timbre para irnos a receso. Me deprimí un poco, no la iba a ver como media hora, digno de quitarme mi felicidad, si, suena exagerado ¿Y? Hasta que le oigo decir esas míticas palabras:
-¿Quieres pasar el receso conmigo? Aunque sea un poco
Admire su valentía al decirme eso, yo no lo podía creer, quede muy feliz
-Claro, vente vámonos- le dije sonriendo de una manera increíble
Los mejores momentos de mi vida, quedaban plasmados ahí, en ese instante. Hablándole a ella, increíblemente hermoso. Empecé a conocerla mejor.
Entramos a clases, obviamente, continúe hablándole cuando se me presentaba la oportunidad, hasta que se acabo el periodo de clases
-¿Te veo mañana?- le pregunte
-Claro, Adiós, que tengas una bonita tarde
Y así, sin más, se fue, y fue cuando me di cuenta que estaba destinado a estar con ella toda mi vida.
Y como el viento despeina a la maestra de matemáticas, así, instantáneamente empecé a extrañarla, sin salida alguna, me fui a mi casa.
Aun extrañándola, feliz, muy feliz por lo que acaba de sucederme.
Al siguiente día, ella y yo la pasamos juntos, hablábamos a cada rato, siempre lo hacíamos, me gustaba mucho, y empezaba a sospechar que yo también le gustaba, investigaba si le gustaba o no, no encontraba fuentes confiables, si era cierto que le gustaba o no, pero no me importaba tanto, la amaba y eso era lo me importaba. Días después, un viernes, acordamos ir a una plaza que quedaba cerca, para hablar y esas cosas, después de un helado y mucho caminar, la detuve y le dije:
-oye- se me hizo un nudo en la garganta, hasta que pude pronunciar- me gustas mucho, eres perfecta a mis ojos, te amo demasiado, eres lo mejor que me ha pasado en este mundo, así que ¿Quiere ser mi novia?
Admire mucho mi valentía, se sonrojo, y eso era muy hermoso, pero, desgraciadamente dijo:
-Gracias, tu también me agradas, pero no sé, déjame la pienso, te digo el lunes
La respuesta no fue un "no" después de todo, así que la acompañe a su casa, todo el camino callados, fue lo más incomodo en mi vida.
-te veo el lunes, supongo
Ella no respondió y se fue de mi manos, se escondió en su casa.
Déjenme les digo que el fin de semana fue lo peor, se me hizo eterno, y no dejaba de pensar en ella, sufría mucho.
Hasta que por fin llego el lunes, muy emocionado me fui temprano a la escuela, me fije en el salón, y aun no estaba, pasaba la mañana y no llegaba, empezaba a preocupare, llego el profesor, y no, ella no había llegado.
Le pregunte a una de sus amigas que donde estaba, soltó una carcajada y dijo aquellas palabras que me rompieron el corazón
-Se mudo, se fue de la escuela, de cuidad, sí, yo también la voy a extrañar
No lo podía creer, me deprimí mucho ese día. No me dijo nada, y eso fue lo que más me hirió, aun tengo en mi mente ese recuerdo de ella, caminado hacia la puerta de su casa, aun recuerdo su hermosa sonrisa, y esa vez que se sonrojo, aun la extraño. Nunca más tuve contacto con ella, desapareció de este mundo, jamás supe de ella y sí, soy otra víctima del cruel amor.

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